Me considero una persona alegre, amable, cariñosa, sociable, empática; tengo una familia estupenda, amigos, un hogar, trabajo, comida… y, sin embargo, tengo la sensación de que me enfado con demasiada frecuencia y, lo peor, es que muchas veces no sé ni por qué.
Después de analizar bien las causas de estos prontos sin sentido, he descubierto que, casi siempre, son enfados conmigo misma, aunque ya imaginaréis que también perjudican a los que están a mi lado.
Es muy triste pero cosas como quedarme en la cama hasta las mil, pasar la tarde en el sofá o tirarme horas cotilleando en Internet son algunos de los detonantes.
Sé que resulta paradójico y quizá más de uno se sorprenda: resulta que cuando haces lo que te da la gana ¡es cuando te enfadas! Pero es así y la clave está en que cuando hago lo que me da la gana, no siempre es lo que en el fondo quiero.
El problema está en que, cuando ya lo he hecho, me doy cuenta de que he perdido un tiempo precioso que podía haber aprovechado para ir al monte con los peques, jugar al parchís todos juntos o hacer un bizcocho y, entonces, llega el enfado.
Con esto no quiero decir que no pueda pasar un domingo por la mañana en la cama, el problema está cuando se convierte en un hábito.
Me explicaré. Si me preguntaran qué es lo qué más feliz me hace en el mundo diría que disfrutar con la gente a la que quiero y verles felices a ellos. Sin embargo, cuando me dejo llevar por el momento, en vez de seguir el dictado de mi corazón, me dejo llevar por la comodidad.
«Hay más felicidad en dar que en recibir»
A veces necesitamos experimentar en carne propia los dichos populares para creérnoslos. Yo ya lo he hecho y, os aseguro, que soy mucho más feliz cuando venzo la pereza y preparo un desayuno especial con los peques que cuando me quedo yo conmigo misma y mi edredón.
Y a ti, ¿qué te hace perder los nervios?
Gracias Inés!! Me ayudas mucho!!
Me gustaLe gusta a 1 persona
Qué alegría Paulina. Muchas gracias por decírmelo porque me anima a seguir!
Me gustaMe gusta
Ay Ines, qué razón tienes, pero esos ratitos por pocos que sean qué paz nos dan y los nuestros también lo notan. A veces nos exigimos demasiado. Sigue ahí, gracias porque nos ayudas a reflexionar y a parar que falta nos hace! Bsss!
Me gustaLe gusta a 1 persona
Gracias Laura, lo intentaré! Tienes mucha razón…, de vez en cuando, es verdad que hay que darse un respiro sin sentirnos mal por ello. Es bueno para todos, no solo para nosotros mismos!
Me gustaMe gusta
👏👏👏verdad!!! Mil gracias y mil besos más
Me gustaLe gusta a 1 persona
Gracias Anica! Mil besos también para ti
Me gustaMe gusta