
Hoy hace seis años que mi prima Raquel, la de mi quinta, con la que jugaba, me disfrazaba, salía en Nochevieja, hacía tortitas y me reía tanto, se fue al Cielo después de muchos años de lucha contra el cáncer.
Hasta ahora no he podido hablar mucho de ella porque me dolía demasiado; hoy por fin he logrado sentirla en mi corazón con la certeza de que está en un lugar mejor.
En brazos de Nuestra Madre la Virgen, donde siempre le puse para que la cuidara, y donde soy yo la que le pide ahora que me haga un huequito para acurrucarme a su lado. Va por ti Raquel. ¡Nos vemos en nada!
En los jardines del hospital después de la última operación En Irún con mi hermana y conmigo en 2009 Haciendo el tonto y pasándolo genial por Bilbo Raquel con mi hija mayor
El día de tu funeral la iglesia estaba abarrotada. Todos te queríamos decir adiós y al final fue un hasta luego, porque el amor es eterno, no tiene por frontera ni la distancia ni la muerte. Así que gracias por seguir ahí y cuidar tanto de nosotros.
Con los abuelitos y mis hermanas Foto de chicas en los Jardines de Albia De día dominguero en Artxanda 2010 Con el amor de su vida a quien quería con locura
Os comparto las palabras que escribí en memoria suya en su funeral. Se quedan cortas, MUY cortas, porque son tantas las cosas que se podrían contar de Raquel que os podría escribir un libro, y no exagero. Pero menos es nada así que ahí va un pequeño resumen:
Queridísima Raquel,
Siempre te recordaremos alegre, dándote a todos sin esperar nada a cambio, incluso agradeciendo lo poco que los demás hacíamos por ti. Tu sentido del humor, tus chistes y tu inagotable energía no la olvidaremos jamás.
Nos has demostrado que se puede luchar hasta el final, disfrutar de cada segundo de esta vida que pasa tan deprisa. A ver el vaso medio lleno en todas las circunstancias. A pelear por nuestras ilusiones aunque encontremos adversidades.
De fiesta por Bilbao, siempre haciéndonos reír Con varios primos y su madre, ¡admirable de los pies a cabeza! En su casa un día cualquiera Nuestra última foto en la calle
Nos dejas habiendo cumplido con creces tu misión en esta vida, dejando en cada uno de nosotros algo de ti. Solo nos queda decirte: hasta pronto. Siempre te llevaremos con nosotros.
Te queremos mucho.
SOLO UNA ANÉCDOTA HERÓICA
No me gusta alargar mucho mis escritos pero hoy es un día especial y no puedo dejar de contaros una de las anécdotas que viví con mi prima del alma que, al menos yo, considero heroica. ¡Qué gran ejemplo Raquel!
En una de las comidas familiares que todos los años hacíamos enseguida me abrazó con cariño y me preguntó cómo estaba; yo contesté que bien y le hice la misma pregunta. Sus ojos brillaban de felicidad y su sonrisa inundó mi corazón, “yo muy bien también” y nos sentamos a comer.
Comida familiar, con su hermano y un primo Celebrando su cumpleaños
Habían preparado unas alubias y ensaladas para compartir. Le serví el plato, luego el mío y me pidió que le echara un poco de agua. Bebió, dejó el vaso de nuevo y continuó comiendo con su sonrisa mientras nos poníamos al día.
De repente extendió su brazo con el tenedor para coger un poco de ensalada, pero en vez de pinchar en la ensaladera metió el tenedor en el vaso y trató de coger lechuga. La miré y las dos nos reímos a carcajadas. Fue entonces cuando me dijo que apenas veía y que por eso se había confundido, ¡pensó que era la ensaladera!, y siguió riéndose un buen rato sin darle ninguna importancia.
Quizá os parezca una bobada pero nadie en aquella mesa de más de treinta personas se percató de que Raquel ya no veía casi nada. El tumor de su cabeza apretaba tanto el lóbulo que afectaba a su visión. NADIE lo supo porque ella sólo sonreía, contaba chistes, daba abrazos y disfrutaba como una niña de la compañía de su familia.
Ojalá algún día te llegue a la suela de los zapatos prima. Has dejado el listón muy alto. Cuídanos desde el cielo e intercede por nosotros para que un día nos reunamos de nuevo allí .
¡❤️ TE QUIERO Y TE AÑORO ❤️!
Buahhh Inés! Qué pasada de prima y qué pena que ya no esté! Me ha encantado leer parte de vuestra historia! Por lo que cuentas, una persona que dejó huella!
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No te imaginas lo impresionante que era…, una pasada, yo siempre he pensado que el Espíritu Santo estaba con ella; es impensable pasar tantos años de dolores, sufrimientos, desesperanzas y estar alegre, siempre sonriente y ¡hasta contando chistes! Para mí todo era sobrehumano, tenía un brillo especial. Gracias María!
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