Me he dado cuenta últimamente de que no sé disfrutar de la vida. Creo que ya os lo he dejado caer en algún post anterior pero como ya no me acuerdo pues espero no repetirme mucho.
Hoy he leído una frase que me ha llevado a pensar qué cosas de mi día a día hacen que Jesús esté presente en ellas. No me refiero a las propiamente «pías», tipo la Misa o el Rosario, sino a mi vida normal, lo de cada día.
Y aunque no os lo creáis me cuesta descubrirlos. Estoy segura de que está, porque es el centro de mi vida, ¡es mi mejor Amigo!, pero ¿por qué no veo a Jesús en lo más ordinario?
Probablemente porque estoy tan enfrascada en los deberes de los peques, hacer comidas, que la cesta de la ropa no sobresalga en exceso, el orden, etc que no me queda tiempo para ver su mano amorosa, de amigo, sorprendiéndome y saliendo a mi encuentro.
Me imagino la típica peli en la que el chico no deja de cruzarse con la chica para llamar su atención, le hace mil favores sin que ella tan siquiera lo note… porque está con el corazón en «sus cosas», más amargada que un pepinillo en vinagre.
Y sólo pensar que yo soy ese pepinillo y que te tengo a Ti, ¡Jesús de mi vida!, tratando de sacarme una sonrisa a todas horas, llenando mi día de detalles y sorpresas cariñosas para que me relaje y disfrute… y que yo no me entero, ¡es que se me cae la cara de vergüenza!
¡Cómo puedo ser tan lerda!
Oye, y que es la pura realidad… Esta mañana sin ir más lejos me he levantado con un careto de chiste y por mucho empeño que he puesto en arreglar aquello no he encontrado la manera. Pues según salía de casa una vecina me ha dicho alegremente «¡qué buena cara tienes hoy!»
Estoy segura de que era Jesús de mis amores hablándome a través de ella, pero en el momento ni lo he pensado… más bien ha salido de mi corazón un «ponte gafas colega porque mi geto de hoy no hay por dónde cogerlo». Aissssss….
Después, he ido a desayunar a un sitio y curiosamente tenían leche fría, de nevera, ¡como a mí me gusta! No es lo normal, pero la tenían y a la vista para que yo la viera… también estaba ahí Jesusito mimándome como a la que más.
Y luego me han dado una mala noticia: el fallecimiento de Jorge Sampere. No le conocía pero he rezado tanto por él y hay tantas personas de mi entorno de Instagram que eran amigas suyas que me ha dolido mucho su marcha al Cielo.
Enseguida he sentido a Jesús consolándome, recordándome que su vida ha dejado una huella imborrable en muchos corazones (¡incluso en los de quienes no le conocimos!). Jorge tiene la suerte de disfrutar ya contigo, Jesús. Y no hay nada más grande que saber que un ser querido está en el Cielo.
Seguro que en lo que queda de día tiene mil detalles más así que me he propuesto abrir bien los ojos y esforzarme únicamente en ver a Jesús en las cosas que me pasen hoy, incluso en las más insignificantes como la leche fría.
Porque sé que eso te gusta, Jesús, y los amigos estamos para eso: ¡para cuidarnos! Yo también intentaré tener detalles de amor contigo, aún no sé cómo así que Espíritu Santo… ¡en vos confío!
Pd. Este post lo escribí hace tiempo…pero vale para hoy también y me ha conmovido al releerlo. ¡Os espero en los comentarios! Abrazos
Me ha encantado leer este artículo; te entiendo perfectamente porque a mí me pasa igual; la mayor parte del día la paso con el trabajo de casa, en modo automático; pendiente de mil cosas, de que su cumpla lo planeado , de que los niños hagan lo que tienen que hacer, etc, etc…. pero esta tarde he tenido la oportunidad de pasear por el campo; una vez más sola y en silencio, contemplando lo que me rodeaba , me he emocionado porque siento el amor de Dios a través de la belleza… también, lo noto cuando estoy , agobiada o frustrada y mi hijo me acaricia y me dice : te quiero; cuando mi hija mayor , se ocupa de los pequeños sin que yo le diga nada, etc, etc… realmente hay que desempolvar el radar para captar los continuos mensajes que Dios nos lanza; un buen aliado es el silencio, si no exterior, al menos interior….
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Gracias María del Mar! Qué gozada tu comentario… sólo leerte me ha desplazado al silencio de la soledad en el campo…mmm… y captar los buenos momentos, que son muchos, es la clave sin duda. Un millón de gracias!
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