La envidia: cómo gestionarla y aprender de ella

¡Cómo molestan las madres que a los dos días de dar a luz están estupendas! ¿Y el becario que sube como la espuma? ¿Y la que acaba de abrir su perfil de Instagram y ya te dobla en seguidores?

Tener envidia es una emoción que nos sale a todos de forma natural; cómo la gestionemos es lo realmente importante. Por eso os lanzo alguna idea sobre cómo gestionar la envidia:

  1. identificarla (qué cosas te molestan)
  2. enfocarla (no es oro todo lo que reluce)
  3. superarla: centrarte en tus objetivos y alegrarte por los éxitos de los demás.

Te propongo 5 aspectos de la envidia que te darán pistas sobre el grado de envidia que tienes:

  • 1. Cuando ves a esa persona que lo tiene todo: una familia ideal, un chalet, un marido/mujer guapísima, un trabajo, dinero, … ¿sientes que la vida es injusta contigo?, ¿sientes rechazo hacia esa persona?, ¿desearías en el fondo que algo le fuera mal?
  • 2. ¿Necesitas estar a la última? ¿Ser el primero en comprar el último iPhone, los mejores iPods, la mejor ropa? ¿Ser el centro de todas las miradas? ¿Hablar y hablar porque tienes mucho que decir?

    3. El hecho de que a un compañero le vaya mejor que a ti (un ascenso, por ejemplo), ¿te lleva sin darte cuenta a no querer tratar tanto con él? ¿Te sale inconscientemente evitar encontraros o incluso puedes llegar a romper la amistad sin saber muy bien el motivo?

    4. ¿Te molesta que tus amigos y conocidos hablen o comenten más el perfil de Instagram/ YouTube/etc de otro colega que el tuyo? ¿Sientes que nadie se acuerda de ti para apoyarte y ayudarte en tu difusión, en darte likes, comentar tus fotos…?

    5. ¿Criticas con frecuencia? ¿Tienes una necesidad imperiosa de comentarlo todo: cómo va esa o aquella vestida, los zapatos del otro, si juega a golf o si esquía; sí se ha hecho mechas o su rubio es peor que el tuyo; si sus logros son merecidos o por enchufe?

    Hasta aquí el test. ¿Qué tal te ha ido? He querido centrarme sólo en cinco aspectos de la envidia porque creo que son los más cotidianos en nuestras vidas.

    La realidad es que detrás de esa envidia escondida hay, casi siempre, un corazón un poco perdido y necesitado de amor. Una persona insatisfecha con su vida o que se siente inferior a los demás.

    La envidia es muy sutil y nos enreda para que no la veamos, pero si queremos ser felices necesitamos conocernos, ser sinceros con nosotros mismos, encararnos y coger fuerzas para hacer autoexamen y empezar el cambio. Ese cambio que sólo podemos hacer cada uno pero que nos llevará sin duda a ser más felices.

    ¿Quieres conocerte mejor? Habla con un amigo (de esos que te dan por saco cuando quieres una palmadita), alguien que te quiera de verdad; y si no, con un sacerdote, seguro que sabe guiarte. Y en última instancia aquí me tienes, (una servidora siempre dispuesta a echar un cable).

    Pero no lo dejes para más adelante. El jardín de enfrente es siempre más verde que el propio pero si nos pusiéramos en sus zapatos es probable que prefiriéramos nuestra vida a la de los demás.

    Por eso es fundamental hacer una lista de la cantidad de cosas, personas, virtudes, logros o incluso proyectos emprendidos -aunque no triunfaran- que has hecho en tu vida.

    Una vez que empieces a fijarte en tus zapatos y no en los del vecino dedicarás tus esfuerzos en ponerte objetivos para crecer tú, independientemente de cómo les vaya a los demás. Te olvidarás de su jardín, de lo ideales que son sus hijos y de lo arreglada que va siempre la vecina: ¡porque te dará igual!

    Espero haberos ayudado un poco y que entre todos ¡aportemos nuevas ideas!

    Y si lo compartes con amigos y familiares te lo agradeceré yo (y también ellos, jeje).

    10 preguntas que pondrán a prueba tu generosidad

    Es bastante frecuente creer que somos más generosos, más atentos, más entregados que los demás; pero muchas veces es básicamente porque lo que nos afecta directamente (el egoísmo de los demás), lo notamos enseguida.

    Sin embargo, nuestras carencias y defectos son más difíciles de ver, salvo que tengamos cerca a alguien que nos quiera mucho (¡pero mucho!) y nos corrija.

    Tenemos una tendencia natural a ponernos en el centro del universo: mis planes, mi tiempo, mi descanso, mi familia, mi trabajo,…; básicamente se reduce a lo que nos repetía mi madre siempre:

    «Eso, ¡tú contigo mismo y con tu ombliguito!».

    Por eso, he pensado que como mamá ya no nos lo dice, por aquello de respetarnos, no está de más que nos examinemos de vez en cuando para conocernos y mejorar en lo que veamos que flojeamos más.

    Test de generosidad: ¿soy egoísta?

    1. Cuando la bolsa de basura está hasta arriba…, ¿la cambias para que no se ensucie el cubo y la tiras al contenedor enseguida o lo dejas para luego, sabiendo que «luego» nunca llega?

    2. ¿Te adelantas a las necesidades de los demás o hasta que no te lo piden no caes en la cuenta de que puedes ayudar?, ¿tu orden facilita el trabajo a los demás?

    3. Cuando llegas a casa, ¿te sientas en el sofá a descansar o procuras ponerte manos a la obra para que sea ella/él quien descanse?, ¿y en casa de tus padres?

    4. Estás con amigos, con tus hijos, con tu pareja: ¿te olvidas del móvil/tv/tablet/libro/Play/ordenador… para dedicarles los 5 sentidos?

    5. Te sientas a la mesa, y al servir tu plato, ¿te aseguras de que llegue la misma cantidad (o más) para los demás o te sirves sin fijarte?, ¿cuántas veces rellenas sus vasos?

    6. Comida de amigos, familia,… ¿procuras que sean otros los que estén cómodos, bien acompañados o para ti siempre encuentras un buen sitio?

    7. Final del día, estás cansado y un amigo te llama por teléfono. No te apetece nada cogerle porque quieres descansar: ¿contestas por si necesita algo o piensas «ya hablaremos mañana»?

    8. Quizá hayas tenido un mal día en el trabajo, te duela la cabeza o algo se tuerce en el último momento, ¿te quejas continuamente o procuras sonreír y quitarle importancia para centrarte en los demás?

    9. ¿Te molestas cuando te corrigen, cuando no te dan la razón o escuchas otros puntos de vista y agradeces las críticas, sabiendo que lo cómodo para el otro es evitar el enfrentamiento?

    10. Procuras llegar con puntualidad a tus citas, ¿te das cuenta de que no hacerlo supone valorar más tu tiempo que el de quien te espera?; y en casa, ¿eres siempre el último en sentarte a la mesa?