«Confianza es cerrar los ojos y dejarte caer sabiendo que la otra persona siempre estará ahí para recogerte». Eso pensaba yo cuando me casé.
¿Y qué pasa si un día te dejas caer y le pillas ocupado? ¿Ya no podrás confiar en él?
¡Uy! ¡Pues anda que no habrá veces en las que eso pase! Y no significará que no puedas confiar en él o en ella nunca más, simplemente será que vuestras vidas están ajetreadas y que en ese momento no estaba ahí.
Que quizá ya no seáis dos y ahora haya hijos, padres, amigos, vecinos, …; o tal vez el problema esté en que tu concepto de la confianza no estaba del todo bien entendido.
Quiero decir:
Dejarse caer… demuestra poca confianza. Otra cosa es que cuando caigas el otro esté a tu lado, o que si no lo está, podáis hablarlo para que sepa que te has caído y le necesitas para levantarte (a veces no lo vemos por mucho que amemos a nuestro cónyuge).
Confianza es saber que al cerrar los ojos la otra persona seguirá ahí, quizá no físicamente pero siempre con su corazón. Que tú serás siempre su prioridad, aunque a veces no pueda demostrártelo tanto como quisiera.
Confianza es saber que si el otro tarda, no es por fastidiar, sino porque no sabe -o no ha podido-hacerlo más rápido. O que si no se levanta por las noches, cuando llora el peque, lo hace porque no se entera, o porque se siente incapaz de moverse de la cama.
Y ¡claro que esa pereza no es buena en sí misma!; si se repite a menudo y crees que debería esforzarse más es bueno que se lo digas, pero no con reproche sino con cariño. No pensando en tu beneficio sino en el nosotros.
Confianza es no dudar cuando tu pareja se va de viaje por trabajo o llega tarde por las noches. Si todo lo demás está en orden, ¡no está siendo infiel!
Confianza es saber que la otra persona hace lo que puede. ¿Que quizá podría hacerlo mejor? ¡También tú! Aquí perfectos no somos ninguno.
Confianza es poder hablar de todo y de nada. Sin miedo, sin vergüenza, sin ofender, sin juzgar.
Confianza es no poner a prueba al otro para ver si da la talla. No necesitar saberlo todo (con quién está o con quién habla, qué hace o dónde está) porque sabes que si no te lo cuenta es porque no es relevante.
Confianza es poder compartir una preocupación, una situación, una enfermedad, … y encontrar apoyo, comprensión y cariño en la otra persona.
Confianza es también saber que cuando me equivoque, quien me quiere me corregirá con cariño, me abrirá los ojos y no me juzgará.
Confianza es conocimiento, es amor, es abandono.
Un matrimonio sin confianza es como un árbol sin raíces: no tiene dónde sostenerse y acaba rompiéndose.
Por eso los novios deben plantearse si conocen y confían en el otro hasta el punto de estar dispuestos a poner la mano en el fuego por ellos. Sabiendo que errarán, una y mil veces, pero que siempre será con buena voluntad y buscando querer al otro con un amor más pleno.
Que se esforzarán día tras día en conocer y comprender al otro, aunque a veces no se entiendan; en definitiva: que desean con todo su corazón un «nosotros», más que un «yo».
¿Qué es para ti la confianza?